lunes, 22 de junio de 2015

AQUÍ ME TENÉIS.




Hola a todos, 

Después de algunas entradas, pensamientos, filosofadas, palabras de ánimo y demás, aquí me tenéis corriendo en la DIR-GU después de 10 kms.

Un tipo de 50 años a quien le gusta más correr que a un gorrino un charco, de 1'80 de altura y 118 kgs. de peso. Y voy a hacer una promesa, propuesta, apuesta con todos vosotros. Este verano empiezo la Operación Bikini 2016. 

No, no me he equivocado en el año, el 2016 va a ser mi año. Sabéis por qué lo sé, porque lo he decidido. He decidido que mi peso deje de tener tres cifras, he decidido bajar de 5 mn/km, he decidido hacerlo con alegría y en vuestra compañía.

Así que desde este momento y en cuento salga del cine (porque esta tarde me voy a ver Jurasic World con mis pequeños) me pongo las bambas y salgo a correr, a retomar una disciplina que hace años que tengo perdida. 

Pienso empezar de cero. Rutinas nuevas, quizás al principio vaya un poco descansado, pero poco a poco las rutinas van aumentando y para ello necesito vuestro apoyo, necesito vuestros ánimos y necesito que compartáis mi reto con los demás y hacerlo extensible para todas las personas posibles. 

Empezaré recuperando un fondo que tenía y que debí dejar en el fondo de algún armario olvidado. Unas series de rodajes, carreras cortas seguidas de una recuperación caminando. Todo ello dilatado en el tiempo y sin parar. Mañana ya os contaré como me ha ido.

Quien sabe si, a lo mejor, acabo siendo un modelo para otra persona que quiera seguir mi mismo reto y recuperarse a sí mismo después de años de sedentarismo, paternidad, vida laboral, etc.

A lo mejor alguna entidad deportiva me utiliza como reclamo para cantar las excelencias de su método, la verdad es que me da igual. Lo importante es que lo he decidido 

SUAF.

jueves, 18 de junio de 2015

EN OCASIONES VEO MUERTOS.




¿A vosotros no os pasa que en ocasiones veis muertos? Unos muertos incorpóreos, incomprensibles y débiles pero que aun así os dan miedo. Pues eso. Llevo unos días que no hago otra cosa que ver muertos. Sé que no me pueden hacer nada y que no pueden interactuar conmigo, pero me ponen muy nervioso. 


Te acuerdas de esas noches en que tenías miedo y mirabas debajo de la cama para ver si había alguien (por cierto, no era muy inteligente por nuestra parte mirar) y que luego te protegías tapándote entero con la sábana (porque todo el mundo sabe que las sábanas son antibalas, ja), pues así me encuentro yo desde hace unos diítas, trabajo, reuniones, vida familiar, carreras, etc. Y si me preguntáis que ocurre la respuesta es NADA. Pero sin embargo tengo unas hormiguitas que me recorren el estómago de noche y de día.


Puede ser la llegada del verano, el principio de las vacaciones que espero con delirio, que me encuentro en esos días en que me pregunto a qué huelen las nubes o nada de lo anterior, pero lo cierto es que me encuentro nervioso e intranquilo y que lo único que me ayuda a relajarme es salir a correr. 


¡Cúanta razón tiene Chema Martínez cuando dice “No pienses corre”!


SUAF.



martes, 16 de junio de 2015

PERSONAS NORMALES, RETOS EXCEPCIONALES.

 

¿Por qué las personas normales consiguen objetivos excepcionales? Me resulta muy interesante ver como las personas se hacen esta pregunta, errónea desde su enunciado. Aunque en ocasiones es mucho peor, dicha cuestión se plantea como enunciado, a saber “Las personas normales consiguen objetivos excepcionales”.

¿Dónde está el error de esa afirmación/pregunta? Perdonadme pero resulta evidente.

Permitid que os lo demuestre con un ejemplo. Llegamos a un bar, pedimos un café, le añadimos un sobrecito de azúcar, movemos la solución para que sea homogénea y, cuando lo probamos, oh dioses, está salado.

Podemos extraer dos conclusiones de dicha circunstancia.-

a.  El azúcar da al café un sabor salado o
b.  Lo que había en el café no era azúcar sino sal.

Mi poco sentido común me dirige de manera más que sospechosa a elegir la opción B, es decir, aquello que le hemos echado al café no era azúcar sino cloruro sódico, sal en román paladino.

Creo que el enigma planteado al inicio del texto está resuelto. Las personas que consiguen objetivos excepcionales plantean dos opciones:

a.  Los objetivos lejos de ser excepcionales son absolutamente normales o
b.  Las personas normales resultan ser excepcionales.

¿A qué persona normal se le ocurre salir a correr todos los días del año?¿A qué persona normal se le ocurre ir al gimnasio hasta la extenuación y regresa al día siguiente?¿A qué persona normal se le ocurre atravesar el Atlántico?¿A qué persona en su sano juicio se le ocurre hacer carreras de bicicleta en la variedad non-stop?

La respuesta es evidente. Esas personas no son normales, son excepcionales y su excepcionalidad no consiste en nada más que en luchar contra el enemigo más feroz de este mundo que no es otro que la voluntad de ser realistas y aferrarnos a nuestra monotonía.

Estas personas sueñan cosas excepcionales y viven vidas excepcionales tras su apariencia de absoluta normalidad. Lo que me lleva a interrogarme acerca de qué me hace excepcional.

Debe ser el levantarme todas las mañanas con una sonrisa, a lo mejor es acercarme a la camita donde duermen mis hijos para admirarles, puede que sea silbar por los pasillos de la oficina, y si fuese tener ilusiones, sueños y deseos. Puede que sea el hecho de planear fines de semana de esquí, de montaña, de viajes en tiendas de campaña. Quizás, y sólo quizás, sea el intentar disfrutar de mi familia y aficiones en este mundo.

Lo lamento, todo esto para mí es normal. Es lo habitual en mi mundo y con las personas que me relaciono generalmente. No se trata de que hacemos cosas excepcionales, se trata de que tenemos una actitud excepcional.

SUAF.