¿Por qué las
personas normales consiguen objetivos excepcionales? Me resulta muy interesante
ver como las personas se hacen esta pregunta, errónea desde su enunciado.
Aunque en ocasiones es mucho peor, dicha cuestión se plantea como enunciado, a
saber “Las personas normales consiguen objetivos excepcionales”.
¿Dónde está el
error de esa afirmación/pregunta? Perdonadme pero resulta evidente.
Permitid que os
lo demuestre con un ejemplo. Llegamos a un bar, pedimos un café, le añadimos un
sobrecito de azúcar, movemos la solución para que sea homogénea y, cuando lo
probamos, oh dioses, está salado.
Podemos extraer
dos conclusiones de dicha circunstancia.-
a.
El
azúcar da al café un sabor salado o
b.
Lo
que había en el café no era azúcar sino sal.
Mi poco sentido
común me dirige de manera más que sospechosa a elegir la opción B, es decir,
aquello que le hemos echado al café no era azúcar sino cloruro sódico, sal en
román paladino.
Creo que el
enigma planteado al inicio del texto está resuelto. Las personas que consiguen
objetivos excepcionales plantean dos opciones:
a.
Los
objetivos lejos de ser excepcionales son absolutamente normales o
b.
Las
personas normales resultan ser excepcionales.
¿A qué persona
normal se le ocurre salir a correr todos los días del año?¿A qué persona normal
se le ocurre ir al gimnasio hasta la extenuación y regresa al día siguiente?¿A
qué persona normal se le ocurre atravesar el Atlántico?¿A qué persona en su
sano juicio se le ocurre hacer carreras de bicicleta en la variedad non-stop?
La respuesta es
evidente. Esas personas no son normales, son excepcionales y su excepcionalidad
no consiste en nada más que en luchar contra el enemigo más feroz de este mundo
que no es otro que la voluntad de ser realistas y aferrarnos a nuestra
monotonía.
Estas personas
sueñan cosas excepcionales y viven vidas excepcionales tras su apariencia de
absoluta normalidad. Lo que me lleva a interrogarme acerca de qué me hace
excepcional.
Debe ser el
levantarme todas las mañanas con una sonrisa, a lo mejor es acercarme a la
camita donde duermen mis hijos para admirarles, puede que sea silbar por los
pasillos de la oficina, y si fuese tener ilusiones, sueños y deseos. Puede que
sea el hecho de planear fines de semana de esquí, de montaña, de viajes en
tiendas de campaña. Quizás, y sólo quizás, sea el intentar disfrutar de mi
familia y aficiones en este mundo.
Lo lamento, todo
esto para mí es normal. Es lo habitual en mi mundo y con las personas que me
relaciono generalmente. No se trata de que hacemos cosas excepcionales, se
trata de que tenemos una actitud excepcional.
SUAF.
No hay comentarios:
Publicar un comentario