martes, 16 de junio de 2015

PERSONAS NORMALES, RETOS EXCEPCIONALES.

 

¿Por qué las personas normales consiguen objetivos excepcionales? Me resulta muy interesante ver como las personas se hacen esta pregunta, errónea desde su enunciado. Aunque en ocasiones es mucho peor, dicha cuestión se plantea como enunciado, a saber “Las personas normales consiguen objetivos excepcionales”.

¿Dónde está el error de esa afirmación/pregunta? Perdonadme pero resulta evidente.

Permitid que os lo demuestre con un ejemplo. Llegamos a un bar, pedimos un café, le añadimos un sobrecito de azúcar, movemos la solución para que sea homogénea y, cuando lo probamos, oh dioses, está salado.

Podemos extraer dos conclusiones de dicha circunstancia.-

a.  El azúcar da al café un sabor salado o
b.  Lo que había en el café no era azúcar sino sal.

Mi poco sentido común me dirige de manera más que sospechosa a elegir la opción B, es decir, aquello que le hemos echado al café no era azúcar sino cloruro sódico, sal en román paladino.

Creo que el enigma planteado al inicio del texto está resuelto. Las personas que consiguen objetivos excepcionales plantean dos opciones:

a.  Los objetivos lejos de ser excepcionales son absolutamente normales o
b.  Las personas normales resultan ser excepcionales.

¿A qué persona normal se le ocurre salir a correr todos los días del año?¿A qué persona normal se le ocurre ir al gimnasio hasta la extenuación y regresa al día siguiente?¿A qué persona normal se le ocurre atravesar el Atlántico?¿A qué persona en su sano juicio se le ocurre hacer carreras de bicicleta en la variedad non-stop?

La respuesta es evidente. Esas personas no son normales, son excepcionales y su excepcionalidad no consiste en nada más que en luchar contra el enemigo más feroz de este mundo que no es otro que la voluntad de ser realistas y aferrarnos a nuestra monotonía.

Estas personas sueñan cosas excepcionales y viven vidas excepcionales tras su apariencia de absoluta normalidad. Lo que me lleva a interrogarme acerca de qué me hace excepcional.

Debe ser el levantarme todas las mañanas con una sonrisa, a lo mejor es acercarme a la camita donde duermen mis hijos para admirarles, puede que sea silbar por los pasillos de la oficina, y si fuese tener ilusiones, sueños y deseos. Puede que sea el hecho de planear fines de semana de esquí, de montaña, de viajes en tiendas de campaña. Quizás, y sólo quizás, sea el intentar disfrutar de mi familia y aficiones en este mundo.

Lo lamento, todo esto para mí es normal. Es lo habitual en mi mundo y con las personas que me relaciono generalmente. No se trata de que hacemos cosas excepcionales, se trata de que tenemos una actitud excepcional.

SUAF.




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