Yo pienso en positivo, lo decía
hace ya muchos años el cantante italiano Lorenzo Jovanotti Cherubini y qué
razón tenía y sigue teniendo.
Intentadlo, intentad pasar un día
pensando en positivo sin el más mínimo atisbo de pensamiento negativo y veréis
que en el mejor de los casos es muy difícil, casi imposible. Y es que tener
pensamientos negativos o pensar mal de alguien o alguna maldad parece que sea
intrínseco al ser humano. España, cuando la envidia y el chismorreo sea deporte
olímpico, será campeona no del mundo, mucho más, del universo y alrededores.
Sin embargo, esa debe ser nuestra
meta, alejar de nosotros cualquier pensamiento negativo, ni una sola idea que
pueda contaminarnos. Por consiguiente debemos alejarnos por higiene mental de
ese compañero envidioso, criticón, que nada le parece bien ¡No nos podemos
permitir el más mínimo contagio!
Para poder llegar hasta el final,
y tenemos la obligación de hacerlo pues está en juego nuestra sanidad mental y
física, debemos abandonar las negaciones incluso cuando gastamos bromas, pues
nuestro intelecto no entiende de bromas y, por consiguiente, cree que todo lo
que decimos es cierto mermándonos el plus de energía mental que necesitamos en
la recta final.
Con este planteamiento vital, soy
capaz de hacer no sólo todo lo que quiero sino que puedo alcanzar un objetivo mucho
más ambicioso, puedo alcanzar todo lo que imagino. La única condición es poner
todo nuestro corazón y toda nuestra ilusión en ello. Y, sobretodo, es obligatorio
no tener un plan B, pues nos distraería del plan A. Se trata de quemar las
naves como hizo Hernán Cortes de modo que pongamos todo el énfasis en nuestra
verdadera ilusión.
No debemos olvidar que todo ello
hay que hacerlo poco a poco, un paso tras otro, igual que cuando salimos a
correr.
SUAF.
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