
En la Esparta de Solón la vida era sumamente difícil. Un espartano nacía y vivía para luchar hasta la muerte y defender su patria de cualquier enemigo que osara ponerla en peligro. Después de su infancia pasaba a pertenecer al Estado que le cuidaba y suministraba todo aquello que pudiese necesitar. La vida la pasaba entre entrenamientos, ejercicios, luchas, demostraciones de valor y ostentación de energía muscular. También desarrollaban las técnicas militares y la lucha en grupo, entrenando su capacidad de confianza en el grupo.
Todo ello hacía que el individuo se sacrificase por el bien común, pero no es aquí donde quería llegar.
Volvamos a los espartanos y su total dedicación al entrenamiento puesto que las demás necesidades eran cubiertas por los ilotas, sus esclavos. Ese es un aspecto en el que los espartanos nos han avanzado. En la actualidad, lejos de tener una única y exclusiva dedicación debemos desplegar todas nuestras facetas para cumplir con todas las responsabilidades que hemos adquiridos y que debemos satisfacer para mantener nuestra posición social. En la actualidad desde que nos levantamos debemos ser padres, maridos, trabajadores, jefes, empleados,etc.
La pregunta es ¿cuándo tenemos tiempo para ser nosotros mismos? Son esos cinco minutos,...pongamos diez, que nos son necesarios para pensar en lo que hemos hecho, en lo que hemos de hacer, en cómo hacer mejor lo que hemos de hecho, y qué podemos hacer mejor.
Esa meditación nos ayuda a plantearnos nuestra vida y a ver los caminos necesarios para conseguir nuestros objetivos. De esa manera se puede apreciar cómo mejorar en los entrenos deportivos o cómo distribuir los entrenos para poder mejorar, siempre manteniendo nuestros días de descanso.
El deporte no solo sirve para mejorar nuestros cuerpos; el ejercicio hace que segreguemos endorfinas que nos harán más felices y, por ende, más felices a los que nos rodean, el ejercicio hace que estemos lejos de ese cáncer del siglo XXI que se llama televisión de tal modo que movemos nuestro cuerpo y nuestro corazón, el hacer deporte al aire libre hace que nos despejemos viendo todo lo que nos rodea y si ha salido el sol absorveremos vitamina C por la vía epidérmica.
Para todo ello hace falta serenidad, aislamiento y silencio, todos ellos bienes muy escasos en nuestro tiempo y que debemos luchar para recuperar. Detenernos durante un instante lejos de hacernos perder el tiempo, ayuda a distribuirlo y administrarlo de una mejor manera, pues al fin y al cabo se trata del único bien que realmente poseemos.
En vista de todo ello, únicamente podemos decir: "¡Quién fuera espartano!".
SUAF
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